28 de febrero de 2014
¡Oh dios mio... OMG! Juro que cuando comencé a leer casi me da un infarto, y lo que falta... ¡POR DIOS! ¡Muero por leer el libro entero!
Aquí les dejo los fragmentos :) Pero antes quiero agradecer 1000y1 HISTORIAS BY PAULA, que fue de donde saque esta info.
¡A disfrutar!
Jace se encogió de hombros. "Los tíos no dejan que otros tíos llamen a otros tíos. Vale, eso no ha sonado bien. Los amigos no dejan que los amigos sigan llamando a sus ex y cuelguen. En serio. Tienes que parar."
Alec se veía furioso. "¿Por eso has roto mi nuevo teléfono? Muchas gracias".
Jace sonrío serenamente y se tumbó en la hierba. "De nada".
"Nada de matar," dijo Jordan. "Estamos intentando que te sientas en paz, para que no te quemes. Sangre, matar, guerra, todo eso no son cosas de paz. ¿No hay otra cosa que te guste? ¿Selva? ¿El canto de los pájaros?"
"Armas" dijo Jace. "Me gustan las armas".
"Estoy empezando a pensar que tenemos un problema serio de personal filosófico aquí."
Jace se inclinó hacia adelante, sus palmas sobre el suelo. "Soy un guerrero," dijo él. "Me criaron como un guerrero. No tuve juguetes, tenía armas. Dormía con una espada de madera hasta que tuve cinco años. Mis primeros libros eran demonologías medievales con páginas iluminadas. Las primeras canciones que aprendí eran cantos para desvanecer a demonios. Sé lo que me trae paz, y no son playas desiertas o los pájaros cantar en la selva. Quiero una arma en mi mano y una estrategia para ganar."
Jordan le miró levemente. "Así que lo que me estás diciendo es que lo que te trae paz .... es guerra."
"Ahora lo pillas."
"La Clave tiene la inteligencia colectiva de una piña," dijo Jace.
Alec les miró. "Jace tiene razón."
Isabelle se giró a su hermano. "¿Y tú qué sabes? Ni siquiera prestabas atención."
"Si lo hacía," dijo Alec, herido. "He dicho que Jace tiene razón."
"Sí, pero hay un 90% de posibilidades que yo esté en lo cierto todo el tiempo, así que eso no prueba que estubieras escuchando," dijo Jace. "Es solo una buena suposición."
Magnus giró sobre su espalda y puso su pierna sobre el brazo del sofá. "¿Qué te importa si Alec es miserable?"
"¿!Qué me importa!?" dijo Jace, tan fuerte que Presidente Miau cayó del sofá y aterrizó en el suelo. "Por supuesto que me preocupo por Alec: es mi mejor amigo, mi parabatai. Y es infeliz. Y también tú, por cómo está todo. Cajas de comida para llevar en todas partes, no has hecho nada para arreglar el sitio, tu gato parece muerto.. -"
"No está muerto."
Ella se giró para mirar a Sebastian, tumbado en la cama. Estaba sin camiseta, pero incluso con la tenue luz los antiguos latigazos de su espalda eran visibles. Siempre le habían fascinado los Cazadores de Sombras pero nunca había pensado que encontraría a uno cuya personalidad pudiera soportar más de cinco minutos, hasta Sebastian...
Un momento después, Helen había vuelto; caminaba lentamente ahora, y cuidadosamente, apoyaba su mano en la espalda de un chico delgado con una mata de pelo marrón. No podía tener más de 12, y Clary le reconoció inmediatamente. "Helen, su mano firmemente cogida alrededor de un chico joven cuyas manos estaban cubiertas con cera azul. Debía haber estado jugando con los cirios en los grandes candelabros que decoraban los lados de la sala. Parecía que tenía doce años, con una mirada traviesa y el mismo tipo de pelo espeso color chocolate como su hermana."
Helen le llamó Jules. Su hermano pequeño.
La mirada traviesa ya no estaba. Parecía cansado, sucio y aterrorizado. Muñecas delgadas sobresalían de las mangas de su chaqueta de luto que eran demasiado largas para él. En sus brazos llevaba a un niño pequeño, probablemente de no más de dos años, con el mismo pelo castaño ondulado, parecía ser un rasgo familiar. El resto de su familia llevaba las mismas ropas de luto prestadas: siguiendo a Julian había una chica morena de unos diez años, le estrechaba la mano con firmeza a otro niño de la misma edad: el niño tenía una mata de pelo negro enredado que casi le oscurecía el rostro. Los gemelos fraternos, Clary adivinó. Después de ellos vino una chica que podría haber tenido ocho o nueve años, su cara redonda y pálida entre trenzas marrones.
La miseria en sus caras le paró el corazón a Clary. Pensó en su poder con las runas, deseando poder crear una que suavizara el impacto de la pérdida. Las runas de luto existían, pero sólo para honrar a los muertos, de la misma manera que existen las runas de amor, al igual que los anillos de boda, para simbolizar el vínculo del amor. No se podía hacer que alguien te amara con una runa, y no se podía calmar el dolor con ella, tampoco. Solo la magia, pensó Clary, pero nada para reparar un corazón roto.
"Julian Blackthorn," dijo Jia Penhallow, con una voz suave. "Un paso adelante, por favor."
Julian tragó saliva y le entregó el niño que estaba sosteniendo a su hermana. Dio un paso adelante, con los ojos mirando como dardos por toda la habitación. Estaba recorriendo claramente a la multitud buscando a alguien. Sus hombros apenas habían empezado a desplomarse cuando otra figura salió corriendo hacia el escenario. Una niña, también de doce años, con una maraña de pelo rubio que le caía sobre los hombros: llevaba pantalones vaqueros y una camiseta que no encajaba, y la cabeza gacha, como si no pudiera soportar las miradas de la gente. Estaba claro que no quería estar allí - en el escenario o tal vez incluso en Idris - pero en el momento en que la vio, Julian pareció relajarse. La mirada de terror desapareció de su expresión mientras se movía de pie junto a él, su cara se agachó y se alejó de la multitud.
"Julian," dijo Jia, con la misma voz suave, "¿harías algo por nosotros? ¿Cogerías la Espada Mortal?"
Siempre había tenido ojos verdes, dijo la voz en su cabeza. La gente a menudo se maravillaba con lo parecidos que sois, él, tú madre y tú misma. Su nombre es Jonathan y él es tu hermano; siempre te ha protegido.
En algún lugar en la mente de Clary veía ojos negros y marcas de látigo, pero no sabía por qué. Él es tu hermano. Él es tu hermano, y siempre ha cuidado de ti...
"¿Por qué te ha besado él?" dijo ella.
"No se encuentra bien," dijo Clary, cogiéndole la muñeca a Simon, "nos vamos".
"No", dijo Simon. "No, Te - tengo que hablar con él. Con el Inquisidor."
Robert cogió su chaqueta y sacó un crucifijo. Clary se quedó mirando en shock mientras lo sostenía entre él y Simon. "Hablo con el representante del consejo de los hijos de la noche, o al cabeza del clan de Nueva York," dijo él. "No a ningún vampiro que viene a tocar a mi puerta -"
Simon se acercó y le quitó la cruz de las manos a Robert. "Religión equivocada," dijo él.
"Oh, dios," dijo Magnus. "Están muertos. Están todos muertos."
Una runa, flotando como un ángel: una forma como dos alas unidas por una sola barra.
"Clary," dijo Jocelyn. "Quiero que conozcas a Tessa Gray".
Alec subió sus rodillas al pecho y miró pensativo a Jace. "Lo sé," dijo. "No estoy celoso. Siempre supe, desde el principio, que todos pensaban que tu eras mejor que yo. Mi padre lo pensaba. La Clave lo pensaba. Izzy y Max te veían como el gran guerrero que querían ser. Pero el día que me pediste ser tu parabatai, sabía que creías lo suficiente en mi como para pedirme ayuda. Me decías que no eras un guerrero tan solitario y auto suficiente para hacerlo todo solo. Me necesitabas. Así que me di cuenta que había una persona que no asumía que era mejor que yo. Tú."
No mucho había cambiado la casa de Magnus desde que Jace la había visitado. Jace usó una runa para abrir la puerta principal y cogió las escaleras, tocando el timbre del apartamento de Magnus. Era más seguro de esa manera porque Magnus podría estar jugando a los videojuegos desnudo o cualquier otra cosa. Magnus abrió la puerta, parecía furioso. Llevaba una bata de seda negra, llevaba los pies desnudos, el pelo negro estaba enredado, "¿Qué haces aquí?"
"Mi," dijo Jace, "Eres tan poco acogedor".
"Eso es porque no eres bienvenido".
"Pensé que éramos amigos," dijo Jace.
"No, tú eres el amigo de Alec, Alec era mi novio así que tuve que hacerme contigo. Pero ahora no es mi novio y no tengo que juntarme contigo".
"Pienso que deberías volver con Alec," dijo Jace.
Magnus le miró, "¿Y eso por qué?"
Un parabatai. Como era él. Y Jace sabía, también, que significaba esa runa descolorida: un parabatai cuya otra mitad estaba muerta. Sintió simpatía hacia el Hermano Zachariah, así como se imaginaba a él sin Alec, con solo esa runa desvanecida en dónde una vez tuvo un vínculo con alguien que conocía todas las partes buenas y malas de su alma.
Los Frays nunca habían sido una familia observadora religiosa, pero Clary adoraba el tiempo de la Quinta Avenida en Navidades. El aire olía como a castañas asadas, y las ventanas desplegaban luces con plateado y azul, verde y rojo. Este año había grandes copos de nieve de cristal atados a cada farola, enviando la luz del sol con ejes dorados. Sin mencionar el gran árbol de navidad en Rockefeller Center. Enviaba sus sombras sobre ellos mientras ella y Simon se dirigían a la terminal al lado de la pista de patinaje, viendo a los turistas caerse mientras intentavan navegar por el hielo.
Clary tenía una taza de chocolate caliente en sus manos, el calor se extendía a través de su cuerpo. Se sintió casi normal - esto, viniendo a la Quinta y ver las proyecciones en las ventanas y el árbol, había sido una tradicción para ella y Simon por más tiempo del que podía recordar.
"¿Cómo en los viejos tiempo eh?" dijo él, haciendo eco con sus pensamientos mientras apoyaba su barbilla contra los brazos cruzados.
Ella arriesgó una mirada de reojo. Él llevaba una chaqueta negra y una bufanda que enfatizaba la palidez invernal de su piel. Sus ojos estaban ensombrecidos, indicando que no se había alimentado de sangre recientemente. Parecía como si fuera - un vampiro cansado y hambriento.
Bueno, pensó ella. Casi como los viejos tiempos. "Más gente para la que comprar regalos," dijo ella. "Además, llega la siempre traumática pregunta de qué-comprar-a-alguien-para-las-primeras-navidades-después-de-empezar-a-salir".
"¿Qué comprar a un cazador de sombras que lo tiene todo?" dijo Simon con una sonrisa.
"A Jace lo que más le gustan son las armas," Clary suspiró. "Le gustan los libros, pero tienen una gran librería en el Instituto. Le gusta la música clásica..." Se iluminó. Simon era músico; a pesar que pensaba que su banda era terrible , y siempre cambiaban su nombre - actualmente se llamaban Sofflé Letal - tenía entrenamiento. "¿Qué le darias a alguien a quién le gusta tocar el piano?".
"Un piano".
"Simon...".
"Un gran metrónomo que pudiera también usarse como arma."
Clary le miró exasperada.
"Partituras. Rachmaninoff es complicado, pero le gustan los retos."
"Ahora estás hablando. Voy a mirar si hay alguna tienda de música por aquí." Clary, habiéndose aacabado el chocolate caliente, tiró la taza en la basura más cercana y sacó su teléfono. "¿Qué hay sobre ti? ¿Qué le regalarás a Isabelle?"
"No tengo ni la más remota idea," dijo Simon. Habían empezado a moverse a través de la avenida, en dónde un flujo constante de peatones obstaculizaba el paso parados frente a las ventanas de las calles.
"Oh, vamos. Isabelle es fácil."
"Es mi novia de la que estás hablando." Las cejas de Simon se juntaron. "Pienso. No estoy seguro. No lo hemos hablado. La relación, digo."
"Tienes que DLR, Simon."
"¿Qué?"
"Define la relación. Eso es, a dónde va. ¿Sois novio o novia, solo pasándolo bien, 'es complicado', o qué? ¿Cuándo va a decírselo a sus padres? ¿Tenéis permitido ver a otras personas?"
Simon palideció. "¿Qué? ¿Enserio?"
"Enserio. Y de mientras - ¡perfume!" Clary cogió a Simon por la parte de atrás de su abrigo y lo llevó a la tienda de cosméticos que una vez había sido un banco. Era enorme en los lados, con filas de botellas brillantes en todos lados. "Y algo poco usual," dijo ella, dirigiéndose al área de fragancias. "Isabelle no va a querer oler como el resto. Va a querer oler como breva, o vetiver, o -"
"¿Breva? ¿Breva tiene un aroma?" Simon parecía horrorizado; Clary estaba a punto de reírse de él cuando su teléfono vibró. Era su madre.
¿Dónde estás? Es una emergencia.
Clary miró el arma. Era sin lugar a dudas hermosa. La empuñadura, agarre y guardia cruzada eran de oro con obsidiana, la cuchilla de plata tan oscura que era casi negra.
"Es una espada corta. Puede que quieras mirar al otro lado," dijo Diana, y giró la espada. En el lado opuesto de la cuchilla, en el centro inferior de la cresta, había un patrón de estrellas negras.
"Oh," el corazón de Clary latió dolorosamente; dio un paso atrás y casi se choca contra Jace, que se había puesto detrás de ella, ceñudo. "Esa es la espada de los Morgenstern."
"Sí, lo es," los ojos de la vendedora fueron perspicaces. "Hace tiempo los Morgensterns encargaron dos cuchillas de Wayland the Smith - un par a conjunto. Sin duda habéis visto la más larga ya, pues Valentine Morgenstern la llevaba, y ahora su hijo la lleva por él."
"Sabes quiénes somos," dijo Jace. No era una pregunta. "Quién es Clary."
"El mundo de los Cazadores de Sombras es pequeño," dijo Diana, y miró de uno a otro. "Estoy en el Consejo. Os he visto dar testimonio, hija de Valentine."
Clary miró dudando a la mesa. "He visto dos hombres llevar la versión más larga de la espada, y los odié a ambos. No hay Morgensterns en este mundo ahora que se dediquen a otra cosa que a hacer el mal."
Jace dijo, "estás tú."
"Te la daré a ti," dijo Diana. "Eres justo la gente que odia a los Morgensterns; no es el tipo de objeto que pueda vender en otro sitio. O que quiera necesariamente. Debería estar en buenas manos."
"No lo quiero," dijo Clary.
"Si huyes de ella, le das poder sobre ti," dijo Diana. "Cógela, y corta el cuello de tu hermano con ella, y reclama el honor de tu sangre."
Clary se sentó derecha. Ella había sostenido la Espada Mortal: sintió todo su peso. El frío, como ganchos en tu piel, sacándote la verdad. No mentirías sosteniendo la Espada Mortal, pero la verdad, incluso una verdad que quisieras decir, era una agonía.
"No pueden," susurró ella. "Es solo un niño-"
"Es el mayor de los niños que escaparon del Instituto," Jace dijo en voz baja "No tienen otra opción."
Julian asintió, con sus finos hombros rectos. "La cogeré."
Robert Lightwood pasó por detrás del podio entonces y fue hacia la mesa. Cogió la Espada y volvió a colocarse delante de Julian. El contraste entre ellos era casi gracioso: el hombre grande y fornido y el muchacho desgarbado, de pelo salvaje.
Julian levantó la mano y cogió la Espada. Así como su mano se cerró alrededor de la empuñadura se estremeció, una oleada de dolor le obligó a irse hacia abajo. Emma, detrás de él, empezó a adelantarse, y Clary atisbó un vistazo en su mirada - pura furia - antes que Helen llegara a ella y la hiciera retroceder.
No se ustedes, pero yo... ¡Estoy a punto de tener un colapso nervioso!
Cambio y fuera!
Aquí les dejo los fragmentos :) Pero antes quiero agradecer 1000y1 HISTORIAS BY PAULA, que fue de donde saque esta info.
¡A disfrutar!
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Alec miró abajo hacia las piezas destrozadas. "Has ROTO mi TELÉFONO".Jace se encogió de hombros. "Los tíos no dejan que otros tíos llamen a otros tíos. Vale, eso no ha sonado bien. Los amigos no dejan que los amigos sigan llamando a sus ex y cuelguen. En serio. Tienes que parar."
Alec se veía furioso. "¿Por eso has roto mi nuevo teléfono? Muchas gracias".
Jace sonrío serenamente y se tumbó en la hierba. "De nada".
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"Armas" dijo Jace. "Me gustan las armas".
"Estoy empezando a pensar que tenemos un problema serio de personal filosófico aquí."
Jace se inclinó hacia adelante, sus palmas sobre el suelo. "Soy un guerrero," dijo él. "Me criaron como un guerrero. No tuve juguetes, tenía armas. Dormía con una espada de madera hasta que tuve cinco años. Mis primeros libros eran demonologías medievales con páginas iluminadas. Las primeras canciones que aprendí eran cantos para desvanecer a demonios. Sé lo que me trae paz, y no son playas desiertas o los pájaros cantar en la selva. Quiero una arma en mi mano y una estrategia para ganar."
Jordan le miró levemente. "Así que lo que me estás diciendo es que lo que te trae paz .... es guerra."
"Ahora lo pillas."
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"No deberíamos," protestó Isabelle. "La Clave tiene un plan.""La Clave tiene la inteligencia colectiva de una piña," dijo Jace.
Alec les miró. "Jace tiene razón."
Isabelle se giró a su hermano. "¿Y tú qué sabes? Ni siquiera prestabas atención."
"Si lo hacía," dijo Alec, herido. "He dicho que Jace tiene razón."
"Sí, pero hay un 90% de posibilidades que yo esté en lo cierto todo el tiempo, así que eso no prueba que estubieras escuchando," dijo Jace. "Es solo una buena suposición."
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Magnus giró sobre su espalda y puso su pierna sobre el brazo del sofá. "¿Qué te importa si Alec es miserable?"
"¿!Qué me importa!?" dijo Jace, tan fuerte que Presidente Miau cayó del sofá y aterrizó en el suelo. "Por supuesto que me preocupo por Alec: es mi mejor amigo, mi parabatai. Y es infeliz. Y también tú, por cómo está todo. Cajas de comida para llevar en todas partes, no has hecho nada para arreglar el sitio, tu gato parece muerto.. -"
"No está muerto."
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Ella se giró para mirar a Sebastian, tumbado en la cama. Estaba sin camiseta, pero incluso con la tenue luz los antiguos latigazos de su espalda eran visibles. Siempre le habían fascinado los Cazadores de Sombras pero nunca había pensado que encontraría a uno cuya personalidad pudiera soportar más de cinco minutos, hasta Sebastian...
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"Simon," dijo una voz en su hombro, y se giró para ver a Izzy, su cara una mancha de pelo negro y abrigo negro, mirándole, su expresión medio enfadada, medio triste. "¿Supongo que esta es la parte en la que decimos adiós?"Un momento después, Helen había vuelto; caminaba lentamente ahora, y cuidadosamente, apoyaba su mano en la espalda de un chico delgado con una mata de pelo marrón. No podía tener más de 12, y Clary le reconoció inmediatamente. "Helen, su mano firmemente cogida alrededor de un chico joven cuyas manos estaban cubiertas con cera azul. Debía haber estado jugando con los cirios en los grandes candelabros que decoraban los lados de la sala. Parecía que tenía doce años, con una mirada traviesa y el mismo tipo de pelo espeso color chocolate como su hermana."
Helen le llamó Jules. Su hermano pequeño.
La mirada traviesa ya no estaba. Parecía cansado, sucio y aterrorizado. Muñecas delgadas sobresalían de las mangas de su chaqueta de luto que eran demasiado largas para él. En sus brazos llevaba a un niño pequeño, probablemente de no más de dos años, con el mismo pelo castaño ondulado, parecía ser un rasgo familiar. El resto de su familia llevaba las mismas ropas de luto prestadas: siguiendo a Julian había una chica morena de unos diez años, le estrechaba la mano con firmeza a otro niño de la misma edad: el niño tenía una mata de pelo negro enredado que casi le oscurecía el rostro. Los gemelos fraternos, Clary adivinó. Después de ellos vino una chica que podría haber tenido ocho o nueve años, su cara redonda y pálida entre trenzas marrones.
La miseria en sus caras le paró el corazón a Clary. Pensó en su poder con las runas, deseando poder crear una que suavizara el impacto de la pérdida. Las runas de luto existían, pero sólo para honrar a los muertos, de la misma manera que existen las runas de amor, al igual que los anillos de boda, para simbolizar el vínculo del amor. No se podía hacer que alguien te amara con una runa, y no se podía calmar el dolor con ella, tampoco. Solo la magia, pensó Clary, pero nada para reparar un corazón roto.
"Julian Blackthorn," dijo Jia Penhallow, con una voz suave. "Un paso adelante, por favor."
Julian tragó saliva y le entregó el niño que estaba sosteniendo a su hermana. Dio un paso adelante, con los ojos mirando como dardos por toda la habitación. Estaba recorriendo claramente a la multitud buscando a alguien. Sus hombros apenas habían empezado a desplomarse cuando otra figura salió corriendo hacia el escenario. Una niña, también de doce años, con una maraña de pelo rubio que le caía sobre los hombros: llevaba pantalones vaqueros y una camiseta que no encajaba, y la cabeza gacha, como si no pudiera soportar las miradas de la gente. Estaba claro que no quería estar allí - en el escenario o tal vez incluso en Idris - pero en el momento en que la vio, Julian pareció relajarse. La mirada de terror desapareció de su expresión mientras se movía de pie junto a él, su cara se agachó y se alejó de la multitud.
"Julian," dijo Jia, con la misma voz suave, "¿harías algo por nosotros? ¿Cogerías la Espada Mortal?"
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Sus ojos brillaban cuando la miraba, verdes como la hierba en primavera.Siempre había tenido ojos verdes, dijo la voz en su cabeza. La gente a menudo se maravillaba con lo parecidos que sois, él, tú madre y tú misma. Su nombre es Jonathan y él es tu hermano; siempre te ha protegido.
En algún lugar en la mente de Clary veía ojos negros y marcas de látigo, pero no sabía por qué. Él es tu hermano. Él es tu hermano, y siempre ha cuidado de ti...
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"Valeeee," dijo Isabelle en voz baja, "¿cuándo se ha vuelto tan guapo el Hermano Zachariah?
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Aterrizaron a los pies de Simon. "¡Coge tu ropa y vete!" Gritó Isabelle.
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"¿Por qué te ha besado él?" dijo ella.
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"No", dijo Simon. "No, Te - tengo que hablar con él. Con el Inquisidor."
Robert cogió su chaqueta y sacó un crucifijo. Clary se quedó mirando en shock mientras lo sostenía entre él y Simon. "Hablo con el representante del consejo de los hijos de la noche, o al cabeza del clan de Nueva York," dijo él. "No a ningún vampiro que viene a tocar a mi puerta -"
Simon se acercó y le quitó la cruz de las manos a Robert. "Religión equivocada," dijo él.
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"Oh, dios," dijo Magnus. "Están muertos. Están todos muertos."
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"Clary," dijo Jocelyn. "Quiero que conozcas a Tessa Gray".
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La manera que sonaba la respiración de Magnus, ruidosa en su pecho, antes que dijera el nombre de su padre.
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Alec subió sus rodillas al pecho y miró pensativo a Jace. "Lo sé," dijo. "No estoy celoso. Siempre supe, desde el principio, que todos pensaban que tu eras mejor que yo. Mi padre lo pensaba. La Clave lo pensaba. Izzy y Max te veían como el gran guerrero que querían ser. Pero el día que me pediste ser tu parabatai, sabía que creías lo suficiente en mi como para pedirme ayuda. Me decías que no eras un guerrero tan solitario y auto suficiente para hacerlo todo solo. Me necesitabas. Así que me di cuenta que había una persona que no asumía que era mejor que yo. Tú."
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No mucho había cambiado la casa de Magnus desde que Jace la había visitado. Jace usó una runa para abrir la puerta principal y cogió las escaleras, tocando el timbre del apartamento de Magnus. Era más seguro de esa manera porque Magnus podría estar jugando a los videojuegos desnudo o cualquier otra cosa. Magnus abrió la puerta, parecía furioso. Llevaba una bata de seda negra, llevaba los pies desnudos, el pelo negro estaba enredado, "¿Qué haces aquí?"
"Mi," dijo Jace, "Eres tan poco acogedor".
"Eso es porque no eres bienvenido".
"Pensé que éramos amigos," dijo Jace.
"No, tú eres el amigo de Alec, Alec era mi novio así que tuve que hacerme contigo. Pero ahora no es mi novio y no tengo que juntarme contigo".
"Pienso que deberías volver con Alec," dijo Jace.
Magnus le miró, "¿Y eso por qué?"
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Un parabatai. Como era él. Y Jace sabía, también, que significaba esa runa descolorida: un parabatai cuya otra mitad estaba muerta. Sintió simpatía hacia el Hermano Zachariah, así como se imaginaba a él sin Alec, con solo esa runa desvanecida en dónde una vez tuvo un vínculo con alguien que conocía todas las partes buenas y malas de su alma.
Los Frays nunca habían sido una familia observadora religiosa, pero Clary adoraba el tiempo de la Quinta Avenida en Navidades. El aire olía como a castañas asadas, y las ventanas desplegaban luces con plateado y azul, verde y rojo. Este año había grandes copos de nieve de cristal atados a cada farola, enviando la luz del sol con ejes dorados. Sin mencionar el gran árbol de navidad en Rockefeller Center. Enviaba sus sombras sobre ellos mientras ella y Simon se dirigían a la terminal al lado de la pista de patinaje, viendo a los turistas caerse mientras intentavan navegar por el hielo.
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Clary tenía una taza de chocolate caliente en sus manos, el calor se extendía a través de su cuerpo. Se sintió casi normal - esto, viniendo a la Quinta y ver las proyecciones en las ventanas y el árbol, había sido una tradicción para ella y Simon por más tiempo del que podía recordar.
"¿Cómo en los viejos tiempo eh?" dijo él, haciendo eco con sus pensamientos mientras apoyaba su barbilla contra los brazos cruzados.
Ella arriesgó una mirada de reojo. Él llevaba una chaqueta negra y una bufanda que enfatizaba la palidez invernal de su piel. Sus ojos estaban ensombrecidos, indicando que no se había alimentado de sangre recientemente. Parecía como si fuera - un vampiro cansado y hambriento.
Bueno, pensó ella. Casi como los viejos tiempos. "Más gente para la que comprar regalos," dijo ella. "Además, llega la siempre traumática pregunta de qué-comprar-a-alguien-para-las-primeras-navidades-después-de-empezar-a-salir".
"¿Qué comprar a un cazador de sombras que lo tiene todo?" dijo Simon con una sonrisa.
"A Jace lo que más le gustan son las armas," Clary suspiró. "Le gustan los libros, pero tienen una gran librería en el Instituto. Le gusta la música clásica..." Se iluminó. Simon era músico; a pesar que pensaba que su banda era terrible , y siempre cambiaban su nombre - actualmente se llamaban Sofflé Letal - tenía entrenamiento. "¿Qué le darias a alguien a quién le gusta tocar el piano?".
"Un piano".
"Simon...".
"Un gran metrónomo que pudiera también usarse como arma."
Clary le miró exasperada.
"Partituras. Rachmaninoff es complicado, pero le gustan los retos."
"Ahora estás hablando. Voy a mirar si hay alguna tienda de música por aquí." Clary, habiéndose aacabado el chocolate caliente, tiró la taza en la basura más cercana y sacó su teléfono. "¿Qué hay sobre ti? ¿Qué le regalarás a Isabelle?"
"No tengo ni la más remota idea," dijo Simon. Habían empezado a moverse a través de la avenida, en dónde un flujo constante de peatones obstaculizaba el paso parados frente a las ventanas de las calles.
"Oh, vamos. Isabelle es fácil."
"Es mi novia de la que estás hablando." Las cejas de Simon se juntaron. "Pienso. No estoy seguro. No lo hemos hablado. La relación, digo."
"Tienes que DLR, Simon."
"¿Qué?"
"Define la relación. Eso es, a dónde va. ¿Sois novio o novia, solo pasándolo bien, 'es complicado', o qué? ¿Cuándo va a decírselo a sus padres? ¿Tenéis permitido ver a otras personas?"
Simon palideció. "¿Qué? ¿Enserio?"
"Enserio. Y de mientras - ¡perfume!" Clary cogió a Simon por la parte de atrás de su abrigo y lo llevó a la tienda de cosméticos que una vez había sido un banco. Era enorme en los lados, con filas de botellas brillantes en todos lados. "Y algo poco usual," dijo ella, dirigiéndose al área de fragancias. "Isabelle no va a querer oler como el resto. Va a querer oler como breva, o vetiver, o -"
"¿Breva? ¿Breva tiene un aroma?" Simon parecía horrorizado; Clary estaba a punto de reírse de él cuando su teléfono vibró. Era su madre.
¿Dónde estás? Es una emergencia.
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Diana le tiró una media mirada y se agachó detrás del mostrador. Se levantó un momento después con una espada del tamaño del antebrazo de Clary. "¿Qué opinas de esta?"Clary miró el arma. Era sin lugar a dudas hermosa. La empuñadura, agarre y guardia cruzada eran de oro con obsidiana, la cuchilla de plata tan oscura que era casi negra.
"Es una espada corta. Puede que quieras mirar al otro lado," dijo Diana, y giró la espada. En el lado opuesto de la cuchilla, en el centro inferior de la cresta, había un patrón de estrellas negras.
"Oh," el corazón de Clary latió dolorosamente; dio un paso atrás y casi se choca contra Jace, que se había puesto detrás de ella, ceñudo. "Esa es la espada de los Morgenstern."
"Sí, lo es," los ojos de la vendedora fueron perspicaces. "Hace tiempo los Morgensterns encargaron dos cuchillas de Wayland the Smith - un par a conjunto. Sin duda habéis visto la más larga ya, pues Valentine Morgenstern la llevaba, y ahora su hijo la lleva por él."
"Sabes quiénes somos," dijo Jace. No era una pregunta. "Quién es Clary."
"El mundo de los Cazadores de Sombras es pequeño," dijo Diana, y miró de uno a otro. "Estoy en el Consejo. Os he visto dar testimonio, hija de Valentine."
Clary miró dudando a la mesa. "He visto dos hombres llevar la versión más larga de la espada, y los odié a ambos. No hay Morgensterns en este mundo ahora que se dediquen a otra cosa que a hacer el mal."
Jace dijo, "estás tú."
"Te la daré a ti," dijo Diana. "Eres justo la gente que odia a los Morgensterns; no es el tipo de objeto que pueda vender en otro sitio. O que quiera necesariamente. Debería estar en buenas manos."
"No lo quiero," dijo Clary.
"Si huyes de ella, le das poder sobre ti," dijo Diana. "Cógela, y corta el cuello de tu hermano con ella, y reclama el honor de tu sangre."
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"Julian" dijo Jia, en la misma voz suave, "¿harías algo por nosotros? ¿Cogerías la Espada Mortal?"Clary se sentó derecha. Ella había sostenido la Espada Mortal: sintió todo su peso. El frío, como ganchos en tu piel, sacándote la verdad. No mentirías sosteniendo la Espada Mortal, pero la verdad, incluso una verdad que quisieras decir, era una agonía.
"No pueden," susurró ella. "Es solo un niño-"
"Es el mayor de los niños que escaparon del Instituto," Jace dijo en voz baja "No tienen otra opción."
Julian asintió, con sus finos hombros rectos. "La cogeré."
Robert Lightwood pasó por detrás del podio entonces y fue hacia la mesa. Cogió la Espada y volvió a colocarse delante de Julian. El contraste entre ellos era casi gracioso: el hombre grande y fornido y el muchacho desgarbado, de pelo salvaje.
Julian levantó la mano y cogió la Espada. Así como su mano se cerró alrededor de la empuñadura se estremeció, una oleada de dolor le obligó a irse hacia abajo. Emma, detrás de él, empezó a adelantarse, y Clary atisbó un vistazo en su mirada - pura furia - antes que Helen llegara a ella y la hiciera retroceder.
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No se ustedes, pero yo... ¡Estoy a punto de tener un colapso nervioso!
Cambio y fuera!
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Sobre mi :D
Mi nombre es Flor y me dicen Fancy con cariño. Soy una joven amante de la literatura, el arte, la música y la moda. Amo estar una tarde al sol, con un libro en una mano y una taza de café en la otra. Sabrán que soy muy alegre, y que por regla general, no suelo deprimirme. La idea de crear Love Shine Blog nació de las ganas que tenía de contarle a alguien sobre los libros y las aventuras que me gusta leer. Muchas veces uno no tiene alguien con quien compartir, y este sitio es perfecto para poner todas mis emociones en palabras y mostrarles un poquito de mi love shine interno :). Espero que les guste lo que hago y sepan que desde ya... ¡los quiero mucho!
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-No, no lo es - Dijo James, de pie detrás de mí- Es el comienzo.
"-Kate y James - The goddess test.-
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Mis amores imposibles!*
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